¿Jamón ibérico o jamón serrano?

Saber identificar las diferencias entre estos dos tipos de jamón es clave para hacer una buena elección… y que no te den gato por liebre. No solo varían en sabor o textura, también en calidad, elaboración y precio.

En este artículo te contamos las características que hacen único a cada uno y cómo reconocerlos fácilmente. Así podrás saber qué estás comprando y elegir con criterio, especialmente si buscas un jamón ibérico auténtico.

 

¿Cuál es la diferencia entre el jamón ibérico y el serrano?

Para comenzar, el jamón ibérico proviene de cerdos ibéricos, una raza originaria y exclusiva de la península ibérica. En cambio, el jamón serrano se elabora a partir de cerdos blancos, que son razas más comunes y no ibéricas. Ambos tipos de jamón se obtienen de las patas traseras del animal, aunque el origen del cerdo marca grandes diferencias en sabor y calidad.

El jamón ibérico solo puede producirse en la península, ya que necesita unas condiciones climáticas concretas. De hecho, el conocido jamón de “pata negra”, propio del ibérico, solo se cría en determinadas zonas de España y Portugal. De ahí su nombre: ibérico, por su estrecho vínculo con esta región.

 

El sabor hace la diferencia

¿El sabor cambia según la raza del cerdo? La respuesta es sí. El jamón ibérico destaca por su calidad superior, aunque eso no significa que el jamón serrano no sea sabroso. La diferencia clave está en una característica genética de los cerdos ibéricos: su capacidad para infiltrar grasa dentro del músculo.

Este rasgo es propio de la raza ibérica y, si se combina con una alimentación natural y ejercicio en libertad el resultado es un jamón con un sabor más intenso y un aroma muy característico. Incluso cuando no se crían en libertad, los cerdos ibéricos siguen infiltrando grasa en la carne.

Por otro lado, aunque los cerdos blancos también pueden criarse en la dehesa, su carne no consigue esa textura ni ese sabor tan particular, ya que no infiltran grasa en el músculo de la misma forma. Esto influye directamente en la jugosidad del jamón.

Otra diferencia notable es que la grasa del cerdo blanco no tiene la misma textura ni sabor que la del ibérico. Cuando pruebas un buen jamón ibérico, notarás que su grasa prácticamente se funde en la boca. Esto se debe a que contiene una alta proporción de ácido oleico, lo que le aporta ese sabor tan suave y especial.

¿Qué diferencia hay entre el jamón ibérico y el jamón serrano en su curación?

Aunque ambos siguen un proceso similar, el tiempo de curación del jamón ibérico y el serrano es muy distinto.

El jamón serrano suele curarse entre 15 y 18 meses, dependiendo del tipo: reserva, gran reserva… En cambio, el jamón ibérico necesita más tiempo, entre 24 y 36 meses, especialmente si es 100% ibérico con Denominación de Origen. Esto se debe a que su carne es más rica y compleja, lo que también la hace más sabrosa.

En definitiva, la diferencia entre jamón ibérico y serrano empieza en el tipo de cerdo, pero también se nota en el proceso, el sabor y hasta en el uso culinario: cada uno tiene su momento y su plato ideal.

¿A simple vista hay diferencia entre los dos jamones?

Sí, y bastante. El jamón ibérico tiene unas características muy reconocibles: suele ser más fino en la caña, su pezuña es negra y su grasa, untuosa. Además, al presionarlo ligeramente con los dedos, notarás que la carne cede con suavidad: es un buen indicador de calidad y curación.

También hay que tener en cuenta los cruces: algunos jamones ibéricos provienen de cerdos cruzados con raza Duroc. Para que sigan siendo considerados ibéricos, la madre siempre debe tener genética 100% ibérica. Dependiendo del cruce, encontrarás jamones de 50%, 75% o incluso 100% ibérico.

<p»>Así que ahora ya sabes cómo distinguir un jamón ibérico de uno serrano, al menos a simple vista. ¡Que no te den gato por liebre!</p»>

¿Cómo se diferencian el jamón ibérico y el serrano por su color?

Una de las diferencias más visibles entre ambos está en el tono de la carne. El jamón serrano suele tener un color rosado y claro, mientras que el jamón ibérico presenta un tono más rojizo, con un brillo característico gracias a su infiltración de grasa.

Además, hay un detalle que no falla: la pezuña del jamón ibérico es negra, mientras que en el serrano suele ser blanca. Un rasgo que ayuda a distinguirlos rápidamente.

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¿Y tú, cuál prefieres?

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Bibliografía

www.wikipedia.com

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