¿Tienes varios quesos en casa y alguno acaba estropeándose sin que te des cuenta?
Conservar bien el queso es clave para mantener su sabor y evitar desperdicios.
Aquí te contamos cómo guardarlo correctamente según su tipo y disfrutarlo al máximo.
¿A qué temperatura se debe conservar el queso?
Una de las claves para que el queso se mantenga en buen estado y conserve todo su sabor es guardarlo a la temperatura adecuada. Si hace demasiado calor, el queso suda, pierde grasa y cambia su textura y sabor.
Por lo general, conviene mantenerlo en un lugar fresco, entre 4 °C y 12 °C. La temperatura ideal depende del tipo de queso:
Los quesos de pasta blanda (como camembert, brie o gorgonzola) van mejor entre 4 °C y 8 °C. Lo ideal es colocarlos en la parte superior del frigorífico.
En cambio, los de pasta dura (como manchego o parmesano) aguantan bien entre 8 °C y 12 °C, por lo que puedes guardarlos en estantes más bajos o en los cajones.
Papel de cocina para el queso fresco
A la hora de guardar el queso, el envoltorio también cuenta. Tanto el calor como el frío excesivo pueden estropearlo, pero hay formas sencillas de evitarlo.
Con el queso fresco, un truco muy práctico es envolverlo con papel de cocina antes de guardarlo en un recipiente hermético dentro del frigorífico. El papel ayuda a absorber la humedad y evita que el queso se ponga blando antes de tiempo. Lo ideal es cambiar el papel a diario para que no se acumule agua y el queso se mantenga en buen estado por más tiempo.
Un paño para los quesos curados y semicurados
Un método clásico y eficaz: cubrir el queso con un paño de algodón limpio y ligeramente húmedo. También puedes envolverlo por completo si lo prefieres. Así, el paño ayuda a absorber el exceso de humedad y mantiene el queso en buen estado por más tiempo.
Y si además cortas de vez en cuando una fina capa exterior, conseguirás que se mantenga fresco y con su mejor sabor.
Para el queso tierno, papel de horno
Si eres de los que disfrutan de un buen queso tierno, una forma sencilla de conservarlo es envolviéndolo en papel de horno o papel encerado, como el que usan en las carnicerías. Solo necesitas cubrirlo sin apretar demasiado, para que el queso pueda respirar y se mantenga fresco por más tiempo.¿Se puede conservar el queso en aceite?
Pues la verdad es que sí. La conservación de los alimentos en aceite tiene una larga historia, y también vale para el queso. Para ello, lo mejor es cortar el queso (fresco, tierno o curado) en taquitos, introducirlo en un tarro de cristal y cubrirlos de aceite de oliva virgen extra. También puedes hacerlo con algún aceite aromático para conferirle nuevos matices.Guarda tu queso en recipientes herméticos
También puedes guardar el queso en recipientes herméticos, aunque conviene vigilar cómo reacciona. Los quesos más blandos, por ejemplo, pueden fermentar si no tienen suficiente oxígeno.
Un truco útil es poner una hoja de papel de cocina en el fondo del recipiente. Ayuda a absorber la humedad y a mantener a raya los olores.
Tiempos de conservación
Tenemos que tener en cuenta que no todos los tipos de queso pueden conservarse el mismo tiempo. Así, los quesos de menor tamaño, de plasta blanca o poco curados son los que menos tiempo se conservan en buen estado. Refrigerados, entre 1 y 2 semanas máximo. Los quesos de cabra de tapa prensada duran mucho más, hasta 1 o 2 meses dependiendo de su tamaño. Por su parte, los quesos de oveja de pasta prensada tienen una vida mucho más larga, pudiendo durar varios meses, más cuanto más dura sea la pasta y más grasa sea la leche con la que se ha elaborado.¿Y tú, cómo lo haces?
Tanto los quesos frescos como los curados requieren cuidados distintos para mantener todo su sabor y calidad.
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